EN DEFENSA PROPIA

El sábado 16 de febrero, Guillermo Cuadrado y su hija estaban en la joyería Arum, de su propiedad (Ayala esquina con Velázquez). Dos jóvenes entraron en el establecimiento y uno de ellos pidió a la muchacha que le mostrara un reloj y cuando ella se dispuso a hacerlo él sacó una navaja, se la puso al cuello y le dijo: “Esto es un atraco”. Como ella se resistió comenzó a golpearla y la empujó contra una estantería; entretanto, el otro atracador roció la cara del padre con un espray. Medio cegado pero lúcido, Cuadrado abrió un cajón, sacó un revólver y disparó.

Tres balas de 38 mm se alojaron en el cuerpo de uno de los atracadores y dos más en el tórax y en un muslo del otro, partiéndole la femoral. El primero consiguió tomar un taxi que lo llevó al Hospital Gregorio Marañón y el segundo, sangrando a borbotones, se desplomó en la acera, donde, en estado crítico, lo recogió el SAMUR. La policía, que los detuvo en los hospitales a donde habían ido a parar, informó de que los dos atracadores eran serbios. El miércoles 13 de febrero un delincuente habitual (39 detenciones) llamado “Niño Sáez” fue pillado in fraganti mientras atracaba una joyería. Puesto a disposición judicial, quedó en libertad el viernes 15, eso sí, con cargos. “Una vez más se demuestra que en España hay delincuentes que, a pesar de ser pillados in fraganti pueden irse a su casa sin pasar por prisión”, declaró Armando Rodríguez, secretario general del gremio de joyeros madrileños. También con cargos quedó en libertad Guillermo Cuadrado. Y uno se imagina el calvario judicial que le espera al joyero, pues, me temo, tendrá que demostrar que su respuesta fue “proporcional” a la violencia de los atracadores. Durante 2012, los joyeros madrileños sufrieron 240 ataques a su propiedad (atracos, butrones, alunizajes, mazazos, hurtos…). Hasta aquí los hechos, que nos llevan a una penosa conclusión: la justicia, por muy garantista que sea, no puede proteger a delincuentes violentos como estos dos serbios, que no han recibido sino lo que merecían.