Montejo Orfebres: 80 años de Orfebrería española

fabrica2

La familia Montejo al completo ha dedicado su vida a este taller, que nació en los años 30 de la iniciativa del progenitor, Alfredo Montejo Sánchez, iniciador de una estirpe de orfebres, clásica ya en la capital y que siguen ahora sus nietos. Su primogénito, Alfredo Montejo hijo, es quien preside actualmente la firma, y desgrana la historia del taller en un relato que se inicio cinco años antes de la Guerra Civil, que partió a España en dos mitades y que destrozó tantos negocios. El de esta familia fue uno de los más afectados por las consecuencias de la batalla, perdiendo en el desastre hasta que las aguas volvieron a cauces más tranquilos y se pudo volver a empezar.

A las órdenes del maestro, sus tres hijos aprendieron a valorar la plata, como darle forma y, junto con los más recónditos secretos del oficio, como sobrevivir después de una catástrofe económica. Fueron años de carreras y juegos entre los oficiales de taller; de preguntas curiosas mientras se adivinaba el comportamiento de la plata y el nombre de los utensilios; de coger a hurtadillas las herramientas con manos de niños deseosos de conjugar las fórmulas del misterio de la orfebrería. El trabajo y el esfuerzo tuvieron su premio y en el año 47 ya había 24 personas trabajando en el taller, que se convirtieron en 60 en el 53 y en 85 poco después. Para entonces, Montejo Orfebres, se había granjeado fama merecida en el oficio. Artesanos reconocidos, sus piezas se cotizan en los mejores anticuarios. Los clientes las buscaban por su impecable factura, deleitándose cada vez que visitaban la fábrica en busca de obras cuyos brillantes reflejos color de hielo fueran a adornar sus mesas, sus estanterías o sus despachos. Alfredo Montejo hijo confiesa una especial predilección por unas bandejas en forma de concha cuyo diseño ha sobrevivido a los avatares de todas las modas. Han llegado a hacerse algunas piezas de tamaño vertiginoso para ocasiones y clientes especiales como un embajador de Argentina, pero todos los modelos que refulgen en las vitrinas de la firma guardan el mismo sabor a tradición y el orgullo de haber salido de un oficio que se conserva casi intacto desde hace 300 años. Un oficio laborioso que exige paciencia y perseverancia, reejecución delicada que garantiza la satisfacción del artesano después de ver como llena el espacio el fulgor del material recién pulido en los modelos terminados y que guarda sorpresas en rincones impensables, como la que vivió Alfredo al visitar Palma de Mallorca la casa donde había vivido el maestro Chopin y encontrar unas salvillas hechas en su casa. Ahora el relevo está en manos de la tercera generación, hijos y hermanos dispuestos a defender el orgullo de la firma familiar. Alfredo Montejo Pérez y Julio Osorio Montejo tienen la responsabilidad de mantener la calidad y el buen nombre que pelearon ante sus antecesores para que, dentro de cuarenta años más, la pátina que ha dejado el tiempo sobre la plata de sus mejores creaciones siga embelleciendo aún mas una factura centenaria.

www.montejoorfebres.com